Esta semana por fín empiezan los tan ansiados y esperados ensayos de la obra TAXI, del ingles Ray Cooney
El autor coloca a los protagonistas en un frenético vodevil cuyo único propósito es hacer reír. Y lo consigue.
John Smith es un taxista con una vida aparentemente monótona. Un altercado con una ancianita a la que salva de un robo, da con sus huesos en el hospital y con su vida en la basura. El señor Smith lleva una doble vida. Está casado con dos estupendas señoras que evidentemente nada saben la una de la otra. La intervención de la policía, la foto del héroe en los periódicos y la amable intervención de su vecino de arriba complicarán definitivamente esta agotadora vida de bígamo. El ritmo endiablado de la función ayuda a confundir al espectador, que viaja de Wimbeldon a Chelsea, sin tiempo para pensar en la disparatada trama que propone el autor.
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